Albert Vendrell Roca, Jefe de la Sección de Soporte a la Gestión energética local, y Francesc de Sárraga Mateo, Jefe de la Oficina de Cambio Climático y Sostenibilidad, han sido los representantes de la Diputación de Barcelona que han presentado la estrategia para la transición energética que se está llevando a cabo en distintas localidades barcelonesas. Para el gobierno de la provincia es prioritario ejecutar acciones en beneficio del medio ambiente y que a su vez permitan ahorrar a los vecinos.
En los últimos cuatro años, 212 ayuntamientos están trabajando en un total de 238 proyectos de economía ecológica, la gran mayoría de ellos son iniciativas de impulso a la energía fotovoltaica. La Diputación tiene la intención de ir más allá de los objetivos europeos basados en la obtención de la neutralidad climática y la autosuficiencia energética en el año 2030.
RETO 1: ¿Cómo conseguir que los costes de la eficiencia energética puedan autofinanciarse por sí mismos mediante economías de escala?
Gil Silvans Muns, técnico de la Agencia Local de la Energía de Osona, ha presentado el Proyecto ALEO de la Agencia Local de Energía de Osona. Esta iniciativa se lleva a cabo en la comarca de Osona (Barcelona) y tiene el objetivo de hacer realidad la transición energética en la zona.
«Este proyecto es un ejemplo de éxito porque en municipios de más de 10.000 habitantes se han invertido más de 31 millones de euros y se han recuperado más de 282 millones», según Silvans.
RETO 2: ¿Cómo aprovechar los excedentes de producción renovable para impulsar la lucha contra la pobreza energética más allá de la cultura de la subvención?
Lluís Gibert Fortuny, director de Transición Ecológica, Sostenibilidad y Espacio Público del Ayuntamiento de Mataró, ha presentado la comunidad energética del polideportivo del municipio de Mataró (Barcelona). Esta ciudad de 150.000 habitantes situada en la costa barcelonesa goza de una privilegiada situación geográfica, sin embargo, es una localidad muy afectada por el desempleo. El ayuntamiento inició un plan en 2018 que fijaba una serie de compromisos y actuaciones conformadas por: auditorías formativas y una instalación fotovoltaica en cubiertas públicas que permiten el aprovechamiento energético.
«Es un paso más al autoconsumo porque es compartido entre familias en situación vulnerable que vivan en un radio no superior a un kilómetro de la instalación de placas del polideportivo. Las familias seleccionadas para beneficiarse de este plan han sido evaluadas por Servicios Sociales con el objetivo de erradicar la pobreza energética», ha apuntado Gibert.
RETO 3: ¿Cómo cumplir los objetivos de reducción de emisiones cuando el ente local solo es responsable del 7% de estas y necesita implicar a la ciudadanía?
Ramón Roig Solé, presidente de Balenyà Sostenible SCCL ha desarrollado la iniciativa de creación de comunidades energéticas que comenzó hace un año en el pueblo de Balenyà (Barcelona). «Cuando surgió la idea buscamos la implicación y cooperación con el territorio para sacar el proyecto adelante. Nos pusimos a trabajar en conjunto con otros municipios de la zona y, a día de hoy, somos unos 30, lo que implica la movilización por la causa de 4.000 personas», ha explicado.
«Estas comunidades energéticas se instalan en tejados públicos con el fin de proporcionar 1 kWh por familia y cubrir el 30% del gasto de la factura de la luz», ha señalado Roig.
RETO 4: Encajar los modelos jurídicos necesarios para la transición energética en la normativa del sector público.
Jorge Andrey Sterner, abogado y socio de Bufete Schlaich-Dauss ha reconocido la necesidad de conjugar la innovación y el cambio tecnológico con el principio de legalidad y fiscalización de los poderes públicos. «Quien vaya a presentar un proyecto debe crear confianza con los secretarios con los que se vaya a reunir y mostrar la innovación y lo que implica la iniciativa que va a exponer y el valor que supone que se involucre a todo el municipio».
Este abogado ha asegurado que «los poderes públicos reconocen que estamos en una situación de emergencia climática que está reconocida legalmente y están dispuestos a colaborar».
RETO 5: ¿Cómo implicar a la industria en el reto climático y, a su vez, ofrecerles ventajas competitivas que atraigan su implantación en el municipio?
Montserrat Ambròs Fuentes, gerente de la Associació d’Empresaris del Polígon Bufalvent ha presentado la comunidad energética instalada del polígono industrial de Bufalvent (Manresa).
«Se ha realizado un estudio fotovoltaico y del mapa de situación de producción y consumo energético», ha indicado Ambròs. En el municipio de Bufalvent se concentran corrientes de viento que hacer poder «sacar partido a la energía eólica».
RETO 6: ¿Cómo compaginar la necesidad de producción de energía renovable con las ubicaciones disponibles sin poner en riesgo valores paisajísticos o de producción alimentaria?
Raúl Valentín i del Valle, alcalde del Ayuntamiento de Sant Antoni de Vilamajor ha anunciado el caso de la instalación agrovoltaica de Sant Antoni de Vilamajor (Barcelona). Esta localidad está ubicada en el Vallés Oriental y tiene 6.500 habitantes. La iniciativa pretende incentivar el cultivo en secano y obtener la máxima cantidad de trigo con la producción fotovoltaica.
«El proyecto va a generar el 70% del consumo residencial. Si el radio estuviese en 5 kilómetros como en Francia podría beneficiarse todo el pueblo. Lo ideal es que una comercializadora privada acoja la iniciativa para poder vender esta energía limpia que nos sobra», ha expuesto Valentín i del Valle.
RETO 7: Cuando todo indica que no llegaremos a tiempo tan solo con la mitigación, ¿cómo nos adaptamos al cambio climático sin, a su vez, gastar energía que produzca más emisiones?
Elisabeth Contreras Quesada, consultora técnica de ZinCo Cubiertas Ecológicas SL ha presentado la oportunidad de las cubiertas verdes. Las cubiertas verdes significan tejados ajardinados. «Hay países como Alemania que llevan más de 40 años ajardinando sus tejados. Hay escuelas que las utilizan como elemento pedagógico y en fábricas como un elemento que genera aislamiento térmico».
Según Contreras, «en verano, las cubiertas que son de grava, asfalto o baldosa alcanzan más de 70º C y un tejado ajardinado o cubierta verde como máximo va a acumular 35º C». Además, Contreras ha anunciado que se está trabajando en un sistema de «pérgola fotovoltaica» que servirá para dar sombra a la vegetación y evitar la sequedad.