Cristina Monge: «La gobernanza para la transición ecológica debe sobrevivir a cambios de gobierno y trascender a crisis económicas»

Cristina Monge: «La gobernanza para la transición ecológica debe sobrevivir a cambios de gobierno y trascender a crisis económicas»

CONAMA 2022 contará con una sesión técnica dedicada a la Gobernanza para la transición ecológica, que estará coordinada por Cristina Monge, en representación del Basque Centre for Climate Change (BC3). La politóloga y socióloga acude en calidad de experta a esta sesión que analizará casos de éxito en gobernanza de distinta índole con el objetivo de compartir e impulsar nuevos proyectos de este tipo.

Monge incide en la importancia de un marco de gobernanza sólido que se mantenga a pesar de los cambios económicos, político y sociales y reflexiona sobre el momento clave que vivimos en materia energética, que puede ser una oportunidad o llevarnos al retardismo.

Pregunta. Desde el comité se habla de la necesidad de una «gobernanza multinivel y multiactor». ¿Qué significa esto y a quiénes implica?

Respuesta. Eso es muy importante; es fundamental que se incorpore a los temas de gobernanza. Cuando hablamos de gobernanza multinivel estamos hablando de los diferentes niveles de la administración, es decir, de la necesidad de emprender mecanismos de gobernanza donde entren tanto administraciones locales como regionales, nacionales o, en su caso, internacionales. Muchas veces nos encontramos con que la transición ecológica tiene un problema y es que las administraciones no están trabajando conjuntamente, sino que trabajan de forma separada, a veces descoordinada y sin hablarse. Entonces, la gobernanza multinivel hace referencia a eso.

Por otro lado, la gobernanza multiactor lo que quiere decir es que se necesita de la implicación de los diferentes actores, es decir, lo público, lo privado y lo social. Y yo incorporo también siempre ahí otros dos actores: el mundo del conocimiento, de la tecnología y de la ciencia y el mundo de la comunicación. Esos cinco actores deben trabajar conjuntamente para liderar mecanismos de gobernanza.

P. Por tanto, como actores del cambio, ¿cuál es el papel más inmediato que los ciudadanos pueden asumir en la transición ecológica?

R. Los ciudadanos son un agente de cambio en la medida en que, en primer lugar, reivindican ante sus administraciones públicas que se planteen políticas públicas más ambiciosas. En segundo lugar, actúan como consumidores y pueden hacerlo de una manera responsable. Y, por último, incorporan esos hábitos de cambios. Esas serían las tres funciones, la de la responsabilidad personal como ciudadano, la responsabilidad como consumidor y, finalmente, esa labor de presión a las administraciones públicas, a los poderes públicos.

P. ¿Es posible establecer un marco de gobernanza para la transición ecológica que sea estable teniendo en cuenta las fluctuaciones económicas, sociales y políticas que se van dando a lo largo del tiempo?

R. Esto es clave porque la gobernanza, sobre todo, es la forma en la que se hacen las cosas, la forma en la que se toman las decisiones, entre quiénes se toman las decisiones, con qué procesos, con qué mecanismos, etc. Entonces, eso tiene que ser un «cómo” que trascienda a esos cambios que dices. Esa gobernanza para la transición ecológica tiene que sobrevivir a cambios de gobierno, tiene que trascender a crisis económicas o a las diferentes coyunturas, porque es una forma de hacer las cosas, no es lo que haces, sino cómo lo haces.

P. El Pacto Verde Europeo aspira a conseguir la neutralidad climática en Europa en 2050. Los grandes planes climáticos europeos han propuesto siempre fechas límite que parecían lejanas (antes 2020, luego 2030, etc.) pero que han tenido que posponerse. ¿2050 es una fecha realista? ¿Hay tanto margen?

R. Los cambios que se necesitan llevan tiempo y, por lo tanto, es importante que se establezcan objetivos acordes con ese medio y largo plazo. Otra cosa es que para llegar a eso y para que eso sea creíble es importante también que esos objetivos a largo plazo luego tengan objetivos intermedios hasta el momento presente. Es decir, para llegar a 2050 hay que llegar a 2045 y a 2040 y a 2035 y a 2030. Es importante mirar a largo plazo para poder conseguir los objetivos, pero más importante es para hacerlos creíbles el establecer hitos en el camino.

P. ¿Qué influencia tiene la crisis energética actual en el ritmo de desarrollo de la transición ecológica? ¿La ralentiza o es una oportunidad?

R. Estamos en el punto de inflexión para saber si cogemos el camino de la oportunidad o el camino del retardismo. Este momento puede ser visto como una oportunidad para acelerar el ritmo y la implantación de renovables y de la eficiencia de la eficacia o, por el contrario y en la medida en que la propia situación de guerra y de crisis energética nos está obligando a tomar decisiones contradictorias, corremos el peligro de que esas decisiones se alarguen en el tiempo más de lo imprescindible y que la transición se dilate y se retarde. Justamente ahora creo que estamos en ese momento donde veremos en muy poquito tiempo, quizá de aquí a final de año, si cogemos el camino de la aceleración o el camino del retardismo.

P. En ese sentido, entiendo que es importante ese marco de gobernanza estable que se tambalee lo menos posible pero en momentos de crisis eso es complicado.

R. Sí, totalmente. Pero precisamente en momentos de crisis como este es cuando hay que mantener el rumbo. Y aunque a lo mejor tengas que tomar decisiones que puedan ser contradictorias en el corto plazo, porque te sientas obligado y no te quede otro remedio, lo importante es que esas decisiones se acoten en el tiempo lo máximo posible.

Por ejemplo, en estos momentos hace un año estábamos viendo cómo retirar los estímulos fiscales al diésel y ahora mismo estamos subvencionando la gasolina y el gasoil con 20 céntimos por litro para hacer frente a una crisis en la que las familias y los profesionales lo tienen muy difícil. De acuerdo. ¿Cuánto tiempo? Es decir, no es lo mismo decir «hago esto tres meses y me comprometo a que al final de esos tres meses tendré otras medidas que palíen el problema económico de las familias» o decir «lo hago tres meses y luego prorrogo otros tres meses y luego otros tres». A eso me refiero. Que en realidad a mí lo que me preocupa no es tanto que se estén tomando en el corto plazo medidas contradictorias sino que eso se pueda alargar en el tiempo.

P. ¿Cuál es la importancia de eventos como CONAMA para fomentar la voluntad política de cambio en materia medioambiental?

R. Yo creo que el problema no es de voluntad política. En líneas generales, hay bastante voluntad política en ayuntamientos, en comunidades autónomas, en el propio Gobierno. Es un problema, fundamentalmente, de gobernanza. CONAMA ahí puede hacer mucho porque necesitamos que se conozcan y se pongan en comunicación todo el conocimiento científico, tecnológico, los inversores, las empresas, la ciudadanía, los movimientos sociales y los gobiernos también. Y CONAMA es un punto de encuentro para toda esa gente y debería servir para generar redes formales e informales en las que la gobernanza fuera más fácil. Yo no creo que sea un problema de voluntad política, creo que es un problema de dar con los mecanismos adecuados de toma de decisiones, o sea, lo que llamamos gobernanza. Por eso CONAMA es un buen sitio para plantear un grupo de trabajo como este.

Cuando tú vas con amigos hablando por los pasillos un día y otro y otro, estás hablando y estableciendo relación con un montón de gente para que luego puedas hacer cosas. Es importante que ese conocimiento exista, porque si no se provoca no existe. Este mundo es cada vez más amplio, afortunadamente, y no todo el mundo conoce a los agentes, entonces es importante que se den este tipo de foros.

P. CONAMA cumple 30 años y su lema de esta edición es “Protagoniza la transformación. Es el momento”. ¿Qué le sugiere?

R. Es una llamada clarísima a la acción en la que hay dos elementos. El elemento de la transformación es muy importante, una transformación profunda para la sostenibilidad. Es decir, esto no va de apagar las luces cuando sales de casa, que por supuesto que hay que apagarlas, o de cambiar las bombillas por LED, que por supuesto que hay que hacerlo. Esto va de una formación profunda y eso CONAMA lo ha entendido desde hace mucho tiempo y es algo que va recorriendo todos los congresos. Y, efectivamente, el momento es ahora, o sea, con todo lo que tenemos delante. Si ahora, con todas las contradicciones y todo lo que nos está demostrando la guerra que nos hemos equivocado en materia energética… si con todo esto no damos el impulso que hay que dar, ¿cuándo lo vamos a dar?