El comité técnico Comercio de derechos de emisión (CT-3) analiza en CONAMA 2022 las novedades de estos mecanismos en la Unión Europea y sus tendencias. Estas son algunas de las claves de porqué son importante y cómo pueden influir en aspectos cotidianos.
Muchos ciudadanos miran diariamente cómo cambia la bolsa de Wall Street o el IBEX 35. Sin embargo, hay otro elemento que, aunque menos conocido por el público, cada vez más influye en nuestro día a día. Hablamos del mercado de emisiones. Este mecanismo, puesto en marcha en la Unión Europea desde 2005, busca apelar al bolsillo de ciertos sectores para que salga caro emitir gases de efecto invernadero y que los países se vean tentados a buscar otras alternativas más respetuosas con el medio ambiente.
El comité técnico Comercio de derechos de emisión (CT-3) analiza en CONAMA 2022 las novedades de este mecanismo, el debate sobre incorporar sectores como el de los transportes y la edificación y cómo los mercados de emisiones pueden contribuir a acelerar la innovación ambiental y el desarrollo de las energías renovables. Te adelantamos algunas claves de la mano de Jose María Cascajo, responsable de proyectos de medio ambiente de INERCO y coordinador del comité técnico:
1. Climático y económico: el doble precio de contaminar
Los mercados de emisiones son un instrumento que existe en más de 60 países y regiones, como la Unión Europea, que “se basa en poner un tope y un precio a las emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero”, cuenta Cascajo. En el caso de la UE, dentro de este mercado se incluye a las instalaciones de alto consumo energético (centrales térmicas, cogeneración, otras instalaciones de combustión de potencia térmica superior a 20MW (calderas, motores, compresores…), refinerías, coquerías, siderurgia, cemento, cerámica, vidrio y papeleras), así como el transporte aéreo, introducido desde 2012.
En los últimos años, el “precio de contaminar” ha sufrido grandes fluctuaciones: ha pasado de los bajos niveles tras la crisis del 2008, con niveles que se acercaban a los 10 euros la tonelada de CO2, a los más de 80 euros recientemente. En cuanto al número de emisiones, si nos centramos en la Unión Europea, en 2020, se alcanzó una reducción de las emisiones del 42,79 %, respecto a los niveles de 2005, y una disminución del 55,52 % en España.
Tras la pandemia, en cambio, las emisiones contaminantes han aumentado en muchos países hasta llegar a los niveles del año anterior e incluso superarlos, como es el caso de China o la India. Todo ello, tiene un gran impacto en el medio ambiente y ya estamos empezando a ver consecuencias del cambio climático en nuestras vidas: aumento de temperaturas, episodios de lluvias torrenciales y sequías, etc.
2. Por qué afecta el coste del CO2 a la factura de la luz
“Los mercados de emisiones puede parecer un término complejo, pero tienen efectos en nuestra vida diaria como, por ejemplo, el precio de la luz. Es importante conocer su funcionamiento”, señala Cascajo. Este tipo de sistema funciona con lo que se denomina “derechos de emisión” y se pueden conseguir tanto por asignación gratuita, como mediante subasta o comprándolos en los mercados
Los sectores industriales en riesgo severo de fuga de carbono – es decir, en los que hay peligro de que se traslade la producción a países con reglas menos estrictas para las emisiones de gases – se les asigna de forma gratuita los derechos de emisión suficientes para cubrir el 100% de las emisiones correspondientes al “benchmark” del sector, que a su vez se calcula con el 10% de las instalaciones más eficientes en toda la Unión Europea, apunta Cascajo. Al resto de los sectores industriales, se le cubren solo un 30%, pero se prevé que sea de un 0% a partir de 2030, como ya ocurre con la generación de electricidad desde 2013.
Aproximadamente el 43% de los derechos de emisión son de asignación gratuita y el 57% restante se subastan dónde empresas como las eléctricas y de otros sectores acuden a comprarlos a un precio que dependerá del precio de partida y de las ofertas que realicen los participantes en la subasta. Si las empresas no usan alguna parte de los derechos recibidos, puede venderlos en los mercados al precio al que esté ese momento que variará en función de la oferta, la demanda, así como otros factores regulatorios.
El hecho de que las eléctricas tengan que acudir al mercado a adquirirlos, entre otros muchos aspectos, influye en el precio de la luz. A más caro, es más posible que el coste se repercuta en el precio que llegue al consumidor. Pero también, incentiva a las empresas a buscar alternativas de eficiencia y así poder ofrecer un servicio más competitivo a los consumidores.
“Es difícil prevenir lo que va a pasar. Ante la urgencia de dejar de depender del gas ruso por la guerra de Ucrania, algunos países están optando por el carbón, lo que supone más emisiones y, como consecuencia una mayor demanda y un aumento del precio en el mercado. Pero si se produce un parón económico y de producción, también podría producir que las empresas vendieran los derechos generando un excedente de estos como ocurrió en épocas anteriores. Analizar el contexto internacional y las posibles tendencias en este sentido, también será una misión del comité”, explica Cascajo.
3. Cómo introducir el transporte y la edificación y tener en cuenta a los vulnerables
Otros de los puntos a examinar es la fuerza tractora de este mecanismo para atraer la innovación. “Hacer más rentable la innovación que la compra de derechos de emisión también es otro de los efectos que está produciendo el mercado de emisiones”, cuenta el coordinador del comité.
Para conseguir reforzar esta tendencia se están haciendo cambios en el mecanismo y animar a más sectores. En 2020, la Comisión Europea presentó, dentro del Pacto verde europeo, un plan para reducir las emisiones de la UE en, al menos, un 55 %, en 2030, en comparación con los niveles de 1990. Para lograrlo, en 2021, se presentó el paquete «Objetivo 55» («Fit for 55») con propuestas como incluir el transporte y la edificación en los mercados de emisión, aunque en una bolsa aparte de la de los sectores mencionados anteriormente. Sin embargo, aún no ha habido consenso para su aprobación y este tema aún está en discusión.
“El transporte y la edificación son muy importantes, tanto por su cantidad de emisiones como por su capacidad para impulsar el cambio en otros sectores”, indica Cascajo. Sin embargo, aún tienen que acordarse las reglas, así como la puesta en marcha de un mix de combustibles limpios (biogás, hidrógeno verde, renovables, etc.) para hacer frente a esta transición. “También se está poniendo el foco en los más vulnerables y en cómo conseguir que también puedan hacer frente a las transformaciones”, añade.
Entre las medidas que integran el paquete Fit for 55, se encuentra el denominado Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono por el que la UE plantea fijar un precio a la importación de ciertos productos que provengan de fuera de su territorio con el objetivo de desincentivar la compra de estos productos en otros países en los que su huella de carbono sea mayor que la de los producidos en la UE y poder reducir la cantidad de derechos gratuitos asignados a estos sectores industriales.
Otro de los aspectos que se debe tener en cuenta en este aspecto es la llamada compensación de la huella de carbono, es decir, neutralizar la cantidad de emisiones de CO2 que emite una empresa cuando se desarrolla una actividad, invirtiendo económicamente en un proyecto ambiental (reforestación, renovables, etc.). “Aún se debe mejorar, ya que debe hacerse teniendo en cuenta las características del proyecto, el país o la comunidad en la que se produzca para no generar efectos adversos”, concluye el coordinador del comité de CONAMA 2022.